RELATOS

Mira lo que nos ha traído el gato

La curiosidad no mata al gato, sino que lo mantiene alerta y a salvo.
Porque se trata de eso. En este conjunto de relatos se nos presenta un mundo real en el que las apariencias no nos engañan, sino que a veces nos muestran tal y como somos en realidad.

En cualquier lugar puede suceder algo perturbador, como en la gasolinera en la que el dependiente nos habla con toda naturalidad con palabras extrañas y sin querer, se nos eriza el vello del cuerpo, y al final comprendemos; o cuando recibimos un excitante mensaje en nuestro móvil que nos abre la puerta a la locura que todos escondemos en nuestro interior…
Y todos lo sufrimos, incluso Santa Klaus puede vivir la experiencia más horrenda sin saber cómo reaccionar ante ella aun habiéndola provocado.
Eso es porque las experiencias más sobrecogedoras no provienen del exterior, no hay fantasmas ni monstruos bajo la cama, sino que las sufrimos cuando nos miramos en el espejo y vemos por primera vez lo siniestros que somos por dentro.
Eso le sucede al gato en sus rutas nocturnas, cuando observa con horror mal disimulado cómo todos escondemos algo terrible dentro de nuestros cuartos y que solo sacamos cuando creemos que nadie nos ve; u observamos caer a la gente que amamos, presa de los vicios más inconfesables y aterradores, ya sea un hermano trastornado, el hijo preso de una malévola enfermedad, o una esposa esclava del voraz apetito de su perro…, puede que a lo mejor, incluso cometamos esos actos terribles intentando proteger a quien queremos.
Como ves, todos tenemos un diablo en nuestro interior, solo que lo mantenemos oculto a la vista de los demás, alimentado por nuestras miserias, pero es cuestión de tiempo que nos relajemos y lo percibamos arañar la piel desde dentro.
Oponemos resistencia, pero tarde o temprano saldrá.
Siempre lo hace, y a todos en el fondo a veces nos gusta mirar… ¿O no?

¡Hola! Hoy os traigo mi reseña sobre este libro de relatos, una recopilación que no te deja indiferente.

Dicen que la curiosidad mató al gato, pero en esta ocasión el autor se atreve a indagar en lo que el suyo le cuenta. Y eso es justo lo que refleja este libro, la necesidad de conocer el fondo de las historias y dejarse llevar por esa curiosidad que puede resultar muy peligrosa.

Comienza con «Trece soldados», un relato emotivo que, a través de los recuerdos de niñez de un anciano, nos hace emocionarnos.

Continúa con otro par de relatos que tiene unos giros macabros y sorprendentes, con los que te va anunciando el tipo de finales impactantes que caracterizan la mayoría de los contenidos en este libro.

Nos regala una historia totalmente diferente e inesperada con «La elección», una decisión que debe tomar Santa Claus y unos protagonistas inesperados en «No mirar».

Él, como astrónomo, conocía que no eran más que diminutas motas de polvo en un mar de estrellas aún por estudiar, minúsculos seres que se creían el centro del universo, sumidos en la oscuridad de un régimen obtuso y despreciable… (Relato «La cabeza en la pared»).

En algunas ocasiones, como en el caso de «Ganador», empieza con un toque divertido para acabar sorprendiéndote y haciéndote pensar; en otras, como en «La petición» su brevedad no impide impactarte por su tristeza.

Era la otra cabeza la que dominaba sus pensamientos, apremiada por los más bajos instintos, instigadores y malévolos, que lo alejaban cada vez más de la llave con la podría abrir la cerradura de sus sueños (Relato «Taller de escritura creativa»).

No puedo hablar mucho más sin desvelar sus secretos, pero sí destacar que son una sucesión de relatos inquietantes, cada uno con su toque especial, unos más realistas, otros con un tinte más sobrenatural, pero todos con la misma esencia: las consecuencias de nuestras acciones, en su mayoría trágicas, cuando nos decidimos a ser nosotros mismos. Y es que el interior de los humanos puede resultar ser tremendamente perturbador.

Quizás conectes con ellos, quizás te horroricen, a mi algunos me han encantado, otros los he entendido menos, pero coincido en que todos te sorprenden de alguna forma.

¿Te atreverías a leerlos y ahondar en tu subconsciente?